El dar sentido a la historia y hacerla inteligible al mundo; es una de los objetivos más importantes de la narrativa. La narrativa considerada por muchos como solo una acción puramente estética y sin fundamentos científicos aceptables para ser una referencia histórica.
Hoy podemos hacer uso de la narrativa como una herramienta fundamental en el desarrollo de la temporalidad histórica; que permitirá una perspectiva de cómo el presente va a interrogar al pasado. La enseñanza de la historia debe de concebirse como una acción cultural-interpretativa que requiere de madurar con un conjunto de estrategias educativas que apunten hacia le reflexión y problematización, para desarrollar el pensamiento crítico y reflexivo.
Quien no ha sido atrapado por un buen narrador de historias, por un creador de imágenes mentales a partir de la oralidad; quien con cada una de sus palabras recrea un hecho real o ficticio de una manera vivencial. La narración es una de las actividades culturales que predominan en cualquier cultura del mundo; en África las antiguas tribus no desarrollaron un sistema de escritura y la historia de las tribus era transmitida de generación en generación por medio de la expresión oral; y esta actividad se repite en cada una de las culturas con historias de todo tipo que han sobrevivido en el lenguaje de los pueblos.
La narrativa en la enseñanza de la historia requiere de un docente que sea capaza no solo de conocer historia, sino de tejer con ella la ficción y la realidad, los sueños y la imaginación, las vivencias históricas y el presente. Que construya con palabras un contexto, que perdure en la mente del niño y que le induzca a saber más a conocer a investigar. A recrear con sus propias palabras la historia.
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